Hoy se alzan desafiantes entre grietas y desgastes. Quedan hierros oxidados y testimonios del pasado: de verdugos y cuchillas; sangre sucia y encharcada; y paredes que manaban hedor a vísceras y muerte. Los antiguos mataderos en la provincia de Buenos Aires son intrigantes, como también lo son todas las obras de Francisco Salamone. Su particular estilo que combina art decó, futurismo y funcionalismo dejó impresa su huella durante década del 1930 y, en la actualidad, aún lo podemos apreciar. Mirá:
Ex Matadero Municipal de Guaminí
Fue construido en 1937 y está ubicado en el ingreso del municipio. Realizado en hormigón y mampostería revocada. En su interior se pueden encontrar los sectores de faena, de carga y las escalinatas de acceso de los animales articuladas con el área de corrales. Sus carpinterías son metálicas.
Matadero Municipal de Saldungaray, Tornquist
Inaugurado a fines la década del 30 con presencia de autoridades locales y provinciales. Su diseño, funcional a la secuencia productiva, cuenta con una planta de lógica circular. En la parte superior de la edificación se eleva una torre tanque. Finalmente, se pueden encontrar las zonas de corrales y de ingreso de animales.
Matadero, Coronel Pringles
Es uno de los matadores más sofisticados. Su particular sala de faena tiene forma de arco de corona y cuenta con varias cadenas de producción. La estructura asimétrica responde a rasgos futuristas y expresionistas que se suman al Art-Decó. Su imponente torre tanque concluye en forma de cuchilla
Matadero Modelo, Adolfo Alsina
Ubicado entre la ciudad de Carhué y las ruinas de Villa Epecúen -pueblo arrasado por las inundaciones de 1985- es uno de los mataderos más enigmáticos. Fue un emblema de la época e intento seguir faenando pese a estar cercado por agua. En la actualidad naturaleza muerta que lo rodea, hace del paraje una postal idílica.
¿Te animás a descubrirlos?